Frente al gris, el color. Frente a la homogeneidad, la diversidad. Frente a idénticas
respuestas, diversas alternativas… Ese es mi sueño.
Un sueño
compartido por multitud de profesionales y de comunidades educativas.
Un sueño que, por suerte, es una realidad imparable que necesita
todavía de impulso.
Un sueño en el que ha de participar toda la comunidad educativa.
Un sueño en el que ha de participar toda la comunidad educativa.
Un sueño basado en evidencias “Los
agrupamientos inclusivos de alumnos y alumnas están resultando muy
positivos, dado que potencian el aprendizaje instrumental
(en todas las materias), y también ayudan al alumnado en su
desarrollo emocional y a desarrollar valores de aprendizaje.
Asimismo, estos agrupamientos van más allá del aprendizaje
cooperativo, que se limita a los alumnos y alumnas, y avanzan hacia
el aprendizaje dialógico, que implica a familiares y a la comunidad
en su conjunto en el proceso de aprendizaje, incluyendo las
actividades que se realizan en el aula (INCLUD-ED Consortium 2011, p.
54).” y al que no podemos darle la espalda.
Porque somos diferentes, únicos, diversos, irrepetibles... y eso es una suerte y un potencial. Y no podemos dejas pasar esa oportunidad.
¿Te apuntas a
soñar?